En todo ambiente laboral es muy importante saber lidiar con diferencias culturales, tener en cuenta y valorar lo que cada miembro del equipo contribuye, y respetar el espacio de cada empleado para sobrepasar barreras innecesarias.
Yo he tenido la suerte de trabajar con varias empresas internacionales que vienen a echar raíces en Estados Unidos, y la verdad es que eso me ha abierto los ojos a que cada cultura tiene lo suyo: unas culturas tienden a trabajar y procesar información rapidísimo, otras se toman su tiempo, otras valoran y respetan su tiempo personal o familiar, y hay otras en donde los empleados quieren estar disponibles todo el día como si fuera medalla de honor. Mezclar lo mejor de cada una crea un ambiente de trabajo más sano, balanceado y humano.
En nuestro caso, no importa cuál servicio estemos prestando, sea marketing, talleres de equipo, cultura empresarial or desarrollo del liderazgo, siempre buscamos maneras de respetar las diferencias culturales sin perder de vista el objetivo principal. Por ejemplo, si alguien viene de un lugar donde se comunican de forma más directa o indirecta, lo tomamos en cuenta, si no tienen una vida balanceada, a veces tenenos que explicarles que no todos trabajan de la misma manera, y cómo en ese ejemplo, ajustamos la forma en que trabajamos con ellos y cómo nos conectamos con sus creencias y culturas.
En una empresa donde estuve hacíamos “Viernes de Cultura”. Cada miembro que quería participar tomaba un turno y llevaba un platillo típico de su país o región y contaba la historia detrás del por qué el platillo era especial, qué recuerdos le traía, cómo lo preparaban en su casa, etc. Ejercicios cómo este, no sólo enriquecen el ambiente laboral, sino que también fortalecen las conexiones entre colegas y son una forma divertida de descubrir similitudes entre culturas.
Algo que siempre ha funcionado muy bien es crear espacios donde la gente pueda ser más que su trabajo. Que puedan ir con sus familias a eventos, ayudar en alguna causa, construir algo juntos por alguna caridad, o simplemente ir a un “happy hour” como equipo después del trabajo… ahí ves quiénes son de verdad las personas, cuando el estrés no está presente y cuando están en un ambiente libre, es ahí cuando muchas veces empiezan a entenderse. Crear conexiones más significativas alimentan la empatía, la paciencia y ayudan a evitar malos entendidos entre si.
Por ejemplo en nuestros talleres hablamos sobre cómo cada cultura valora el tiempo personal, las jerarquías laborales, o la delegación, considerando que en algunas culturas delegar se percibe cómo fortaleza y en otras, cómo señal de debilidad. El simple hecho de hablarlo sin juzgar, en un entorno seguro, baja la tensión y aumenta la confianza.
Las organizaciones que integran la diversidad cultural cómo parte de su estrategia no solo fortalecen sus relaciones internas, sino que también logran una mayor relevancia en el mercado. La capacidad de leer señales culturales, comprender expectativas y adaptar la comunicación permite construir conexiones más sólidas con clientes y socios.
Cuando brindamos nuestros servicios, resaltamos estas competencias culturales como parte esencial del éxito, promoviendo una inteligencia cultural aplicada a cada interacción.
Muchos estudios demuestran que las organizaciones que desarrollan competencia cultural intencionadamente experimentan mayores niveles de innovación, compromiso del talento humano y expansión comercial.
Pregúntale seguido a tu gente qué opinan, haz encuestas o grupos focales (Focus groups). Estos aportes permiten ajustar las políticas de la empresa de una manera continua para que respondan efectivamente a las diversas necesidades dentro de la organización.
Mónica es la Co-Fundadora y COO del GLO Group. Lee su biografía completa aquí.
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